Estoy sentada en un café tratando de averiguar lo que haré mañana en mi trabajo, mientras tanto, nuestra niñera le está contando un cuento a mi hija. Sí, me doy cuenta de lo loco que es y sí, estoy llena de culpa ... culpa de mamá.
Le dije a mi esposo el otro día que ser madre es una espada de doble filo. Quieres estar allí a cada momento y no perderte nada pero también necesitas tiempo para ti.
Cuando realmente tomas tiempo para ti misma, te siente culpable por no estar con tu hijo 24/7. Entonces...¿dónde está la línea? ¿Cuándo nos damos un descanso? Es ahí cuando nos damos cuenta de que la ducha no ha sido de más de 5 minutos en una semana, o cuando te das cuenta de que vas al super y traes el mismo pantalón de antier.
Me resulta difícil darme un descanso porque estoy bombardeada por "la madre perfecta" en los medios sociales, grupos de mamás y la familia. Podemos volvernos locos hasta que no tengamos nada que dar, ¡y he estado allí! ¿Pero adivina que? Ahora que eres madre, la culpa nunca se va. Es algo con lo que tenemos que aprender a vivir. Nunca se va sin importar cuánto lo deseemos.
Mi punto es, pasa todo el tiempo que puedas con esos pequeños seres maravillosos, pero no olvides que eres un ser humano que necesita un descanso. No importa lo que hagamos como mamás, alguien va a juzgarnos, así que vive tu vida.
Te dejo con esto: te mereces un descanso, y no importa si parece que no es bien merecido.