Todas las mamás podemos estar de acuerdo en que una de las partes más difíciles de la maternidad es sobrellevar los berrinches de nuestros hijos.
Seguro te han pasado en el estacionamiento de una plaza, en el súper, en la fiestas de cumpleaños y ya ni te acuerdas de cuántos más han pasado en tu casa. Te entendemos, hemos estado ahí.
Tal vez los viste llegar desde los 12 meses de edad de tu hijo y una noticia no tan buena es que se van a quedar contigo y tu familia, hasta entre los 3 o 4 años de edad, e incluso más allá de los 9 años.
¿Por qué pasan?
La respuesta fácil es que son normales. Es una etapa del desarrollo en todos los niños, en la que el cerebro todavía está en crecimiento y aprendiendo a regular sus emociones de forma tranquila.
Conforme nuestros hijos van creciendo se hacen más independientes y en ocasiones quieren hacer más de lo que puede manejar su propio cerebro, eso los frustra y se convierten en berrinches.
¿Podemos prever si viene un berrinche?
Definitivamente sí podemos prevenirlos. Son más frecuentes y mucho más grandes cuando los niños tienen hambre, están cansados o enfermos.
Así que si se te pasó la hora de la comida, de tomar una siesta o de irse a dormir, puedes ver el iceberg al que se dirige tu Titanic.
Respira profundo y sigue estos tips para sobrevivirlos
- Ponte en su lugar. Evita a toda costa tomarlo personal y enojarte. No está de más decirte que los golpes o nalgadas no son para nada recomendados.
- Distráelos. Ofrécele una salida de ese trance llevándolo a otra habitación o cantándole una canción.
- Hazles cosquillas. Este tip nos lo dan expertos de la Asociación Nacional de Psicólogos de EU para cuando el berrinche esté en su máximo punto. Ya que el niño se reirá, se moverá de forma más relajada y se distraerá de su propio berrinche.
- Cero tolerancia a la violencia. Pon un límite a los golpes, patadas, mordidas o al lanzar cosas. Sé firme con un ¡Basta! o un ¡No!, ya que si los niños siguen llevando esta conducta a etapas más avanzadas de edad, será más difícil corregirlas.
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Reconoce cuando se haya calmado. Un berrinche no es el momento para dar un sermón, así que no trates de razonar en esos momentos. Cuando haya logrado calmarse, felicítalo por haber podido controlar sus emociones.
Esperamos que esta guía sea de utilidad para ti y tus peques.
