Hoy he tenido un día pesado. De hecho, una semana pesada. Es la hora de dormir y estoy poniendo tres niños en la cama. Dejo a mi niño de tres años en su cuarto en silencio y entonces...
Voy a su habitación y noto que ha arrancado una hoja de su libro en que había una ilustración de un pajarito. Mi primera reacción fue de irritación y todo lo que quería hacer era gritarle
Sin embargo, en un mal día, cualquier cosa nos puede hacer explotar. Le dije que leyera a leer en silencio y aquí está de pie, destruyendo un libro y rompiendo las reglas. Nos sentimos tan molestos que nos sentimos completamente justificados si explotamos con nuestros hijos. Podemos incluso ser capaces de admitir que estamos con ganas de pelea, sólo para dejar salir toda esa tensión, sólo para sentirnos menos víctimas.
Pero gritar nunca resuelve el problema. Siempre es malo para nuestros hijos. Gritar siempre empeora las cosas.
Así que la próxima vez que estás en esta situación estos son los cinco pasos para evitar una crisis.
1. Detente
Toma una respiración profunda.
2. Recuerde que no hay emergencia.
No es necesario entrar en modo de lucha o huida. Tu hijo no es el enemigo y no te está victimizando.
3. Trata de ver la situación desde la perspectiva de tu hijo.
¿Alguna vez has notado que cuando nos fijamos en una situación desde la perspectiva de la otra persona tu enojo desaparece?
4. Establece los límites necesarios con tanta empatía como sea posible.
Si puedes, deja los castigos para otra ocasión.
5. Considera si hay algún cambio que puedes hacer que haría que las cosas funcionen mejor.